jueves, 6 de mayo de 2010

A 14 Días de La Tierra y El Cine.

Los días de abril pasaron como un viento frio de invierno. Las lluvias torrenciales, nubes grises plagadas de rayos, truenos y centellas, modificaban el paisaje urbano de la ciudad, una ciudad atestada de tráfico y smog. Jueves, abril 22, el día mundial de la tierra, convoco a los ciudadanos del mundo a detenerse por un segundo y mirar al globo terraqueo de una manera diferente, a bordar los problemas de contaminación como tema de discusión y reflexionar sobre las consecuencias que la humanidad y sus acciones han provocado en el planeta, sus habitantes y el clima. Durante décadas el cine ha sido testigo presencial de los cambios sociales, culturales, políticos,… alrededor del planeta y esta vez no podía quedar fuera de documentar este acontecimiento global en el cual están involucrados -de una manera u otra- todos los ciudadanos del mundo.

En 2006 en el Sundance, Algore y el productor Davis Guggenheim ya hacían una advertencia, sobre las consecueincias del cambio climático en “An Inconvenient Truth”, video grabando una conferencia dictada por el ex vicepresidente de Estados Unidos. El film de Guggenheim presenta un panorama didáctico del cambio de temperatura y sus antecedentes contaminantes, corroborando la presencia de Algore con imágenes paisajísticas, testimonios del propio vicepresidente sobre el tratado de Kioto, y otras animaciones detalladas de un problema mundial. Solo un año después en Cannes 2007, Leonardo DiCaprio presenta el documental “The 11th Hour”, una secuencia fílmica escrita por él y una realizadora de entretenimiento de prensa rosa. La película de DiCaprio aborda temas de contaminación industrial, haciendo un paralelismo con los bruscos cambios climáticos que afectan a la tierra, denunciando la devastación de los recursos naturales frente a una cada vez más extensa sociedad industrial de consumo. Las imágenes del documental se traducen en atroces desastres naturales, interminables huracanes, monumentales inundaciones,… que son contrastados con alternativas de una co-existencia pacifica con el ambiente.

En 2009 “Home”, de Luc Besson e Yann Arthus-Bertrand, irrumpiría como una mancomunión de esfuerzos para conseguir un sublime relato audiovisual, hasta cierto punto conmovedor, de lo que sucede a nivel global y lo que en un futuro estará por venir. Las secuencias cenitales, tomadas desde un helicóptero ultraligero alrededor de 54 países, muestran cronológicamente la historia de la Tierra, y cómo ésta ha variado su estructura hasta nuestros días mayormente por la intervención humana y su apetito voraz por el consumo de recursos naturales. Colosales encadenamientos de imágenes exponen las nefastas acciones del paso del hombre por la tierra, quien ha desencadenado una variante interminable de problemas que amenazan con destruir la casa de millones de especies naturales, seres vivos e inertes, el hogar de todos.

La validez de la labor del cine documental y de los documentalistas comprometidos con el planeta, configuran un espectro actitudinal mas simple, abocan a una responsabilidad con el planeta, con el medio en el que habitamos. Presentar esta selección de documentales que abordan problemas contemporáneos de contaminación o calentamiento global solo fue un primer paso, un recuento de lo que se puede hacer a bordo de una cámara en función del planeta… el camino aun es largo.

miércoles, 21 de abril de 2010

Reencuentro Con El Otro Cine

Circulan los afiches, los boletines de prensa y las primeras voces anunciando un festival cinematográfico internacional alternativo, un espacio dedicado a abordar el mundo desde miradas diversas, desde una óptica documental. Los Encuentros del Otro Cine llegan en mayo en su versión 9, la más reciente recopilación de películas documentales delineadas con temáticas que contrastan a la de los circuitos comerciales de cine y sus derivados en exhibición.

Multitudes asiduas consumidoras de documentales han dado la bienvenida a esta alternativa de codificación cinéfila; antecedentes como el drama de vida en Extranjeras de Helena Taberna, el activismo político en Los Perros de Adruian Jaime, el trabajo extraordinario de producción en Soy Cuba, El Mamut Siberiano de Vicente Ferraz, la traumática La Pesadilla de Darwin de Hubert Sauper, la conmovedora Los Gatos de Mirikitani, el ejemplificador trabajo de The Refugee All Stars de Zach Niles y Banker White, la diversidad de género de Dos Patrias: Cuba y La Noche de Christian Liffers, la inclusión social de Mundo Alas: Una Gira Diferente de León Gieco, Sebastián Schindel y Fernando Molinar, el desengaño en El Telón de Azúcar de Camila Guzmán, la dramática historia de los sobrevivientes de Los Andes en Stranded de Gonzalo Arijón, la defensa de un terruño beneficiado por la naturaleza en Después de la Neblina de Anne Slick y Danielle Bernstein… se mezclan con el suspenso de El Comité de Mateo Herrera, la memoria histórica en Velasco: Retrato de un Monarca de Andrés Barriga, la sencillez de un personaje único en Mete Gol Gana de Felipe Terán, la muestra de una identidad nacional amalgamada por el fútbol en Tarjeta Roja de Rodolfo Muñoz, filmes que invitan a soñar, a la reflexión, a llorar, y hasta a brincar del asiento.

Perennes –para los que estuvimos presentes- aquellas inauguraciones con escenarios saturados, ambientados por la ansiedad del primer día, de los preliminares, los pequeños detalles imperceptibles de la decoración, la atmosfera de “novelería” camuflada con vicios de “intelectualidad”, que allanaban el camino a las presentaciones de filmes como Santiago, ese filme dotado de hermosura de João Moreira Salles, que rompía esquemas narrativos y experimentaba con sencillos recursos fílmicos y que estaba atravesado por una historia de simpatía oculta; o el apasionante filme de Joe Berlinger, Crudo cuya presentación fue acompañada de un concluyente aplauso colectivo que hizo temblar los cimientos del ‘Teatro Universitario’, mientras uno de sus protagonistas el activista Pablo Fajardo cerraba elevaba el puño de su mano derecha en símbolo de agradecimiento.

Los EDOC son un evento singular, único en el calendario cultural del país de la mitad del mundo, un evento merecedor de palmas, y al que habrá que asistir en familia, entre amigos, en pareja o simplemente solo. Los EDOC están cerca…

martes, 20 de abril de 2010

La Ley del Recuerdo

Fue un viernes 3 de febrero del año 2006, cuando unos documentos sellados -presuntamente importantes- hacían el ingreso en el Registro Oficial de leyes de la Republica del Ecuador; el contenido: la “Ley de Fomento al Cine Nacional”. Por esos años el país de la mitad del mundo era gobernado por el tan poco recordado Alfredo Palacio, heredero de un poder impuesto por la furia de unos cuantos llamados “forajidos” y por una derecha cansada de los tropiezos y desaciertos del “coronel”.

Al cine ecuatoriano había parecido llegarle un aliciente, una esperanza de vida, como cuando a un enfermo en etapa terminal le extienden el plazo de vida, o mejor aún le comunican que milagrosamente se ha curado. Los tiempos parecían cambiar, atrás quedarían los proyectos inconclusos, los guiones interminables, las secuencias no filmadas,… y es que el cine ecuatoriano adolecía no de falta de talento o criterio fílmico, adolecía la falta de recursos, la inexistencia del preciado papel verde llamado dólar.

Las experiencias de glorias pasadas en el campo audiovisual parecían posibles otra vez. Los recuerdos sacudían a la memoria colectiva; ahí estaban los vestigios de los primeros filmes de Augusto San Miguel, los documentales y reportajes de mediados del Siglo XX, las postmodernas adaptaciones cinematográficas de ‘La Tigra’ y ‘Entre Marx y una Mujer desnuda’ dirigidas por Camilo Luzuriaga, la sublime expresión antropológica del documental ‘Hieleros del Chimborazo’ de Gustavo e Igor Guayasamín, el enunciado realismo “sucio” de ‘Ratas, Ratones y Rateros’ de Sebastián Cordero, y otras muchas producciones fílmicas que habían dejado de una u otra forma una marca imborrable en la psiquis del cine nacional ecuatoriano.

Con la “Ley de Cine” ya inscrita y “El Reglamento” aprobado el 18 de febrero de 2006, la creación de un Concejo Nacional de Cine que administre los recursos destinados a esta actividad en el “Fondo de Fomento al Cine” -incluido el 24 de enero en el presupuesto general del Estado-, era inminente. Pronto los primeros beneficiados tendrían en sus manos la responsabilidad de enrumbar el renacer del cine ecuatoriano; se estrenarían entonces ‘Que Tan Lejos’ de Tania Hermida, ‘Esas No son Penas’ de Anahí Hoeneisen, ‘Se Que Vienen A Matarme’ de Carl West, los documentales ‘El AVC, del Sueño al Caos’ de Isabel Dávalos, ‘Mete Gol Gana’ de Felipe Terán,… a las que pronto le seguirán ‘Cuando Me Toque A Mí’ de Víctor Arregui, ‘Impulso’ de Mateo Herrera, ‘Cuba el Valor de Una Utopia’ de Yanara Guayasamín, ‘Alpachaca, Puente de Tierra’ de Jorge Luis Narváez, ‘Chigualeros’ de Alex Schlenker, ‘Descartes’ de Fernando Mieles, ‘A Cielo Abierto’ de Pocho Álvarez y varias más.

Así el andar del cine ecuatoriano ha sido relativamente provechoso, salvando algunas excepciones con uno que otro filme, y es que tal vez nada puede ser perfecto, como no ha sido perfecto el camino que los cineastas y profesionales del medio tuvieron que transitar para rearmar una “industria” desbaratada. Y pensar que hoy en lugar de soñar en un futuro mejor para el que hacer cinematográfico nacional, nos encontramos con la funesta noticia de que la llamada “Ley de Fomento al Cine Nacional” está a punto de desaparecer por iniciativa de algunos asambleístas, quienes pretenden borrar con una firma lo conseguido hasta ahora. La escena cinematográfica nacional está en pie de lucha y va a pretender mantenerse en foco, esta historia fílmica no comenzó aquí – en realidad comenzó mucho antes con la llegada del cinematógrafo al país por el puerto de Guayaquil a finales del Siglo IXX o principios del Siglo XX- y tampoco terminará aquí –en medio de una proliferación de producciones cinematográficas-: ¡el sector audiovisual y el cinematográfico está en marcha!.